Queridos Hijos: Esta mañana primera de otoño de 2014,una vez más
quiero repetiros algo que he concretado en esta especie de poesía:
La felicidad sólo son momentos
pequeñitos, silenciosos, súbitos, pasajeros…
Para mí, este amanecer otoñal, en esta cafetería cerca,
muy cerca al jardín, respirando el
vaho mágico de esta hora,
tierra mojada de reciente chaparrón...
Hojas que caen silenciosas y se
amontonan a mi paso.
No, no las pisaré; reverencian el
deber cumplido.
Pájaros que se van. No, no los
detendré; hicieron sus crías.
Huellas sobre el albero. No, no las
borraré; son pies que me precedieron.
Vientecillo fresco que eriza los vellos. Lo respiraré, lo dejaré
que me
envuelva; su nombre es libertad.
Ecos, muchos ecos de voces que se me
fueron; no, no dejaré
que me roben mi
presente.
¡Mi único momento! Este
amanecer de otoño, ya.
Os quiero.