MIS TESOROS

MIS TESOROS
ISA, RAMÓN Y BELÉN

sábado, 20 de mayo de 2017

Relato: El valor de la libertad

Queridos hijos: un breve relato para que comprendáis el valor de la libertad.

Un trozo de buena tierra fue despreciando a cuantos compradores querían hacerse con ella. No -repetía-, no quiero amos por grandes que sean vuestras ofertas. Me debo a todas las semillas, a todas as aves, a todos los pasos.
Pero un día, las tierras de alrededor, que se dejaron comprar, comenzaron a ser tratadas, sembradas, abonadas, cultivadas. Sus amos, con grandes expectativas, vivían pendiente de la cosecha. Sucedió, no obstante, que, a pesar de las apariencias, aquellas tierras no eran tan buenas como parecían por lo que frustraron a sus compradores que tras exterminar, mediante fungicidas, herbicidas, etc, toda clase de vida en aquellas tierras, las abandonaron
Y  aquellos terrenos, vergeles de tantos cuidados, quedaron reducidos a estériles y solitarios desiertos que para nada servían y que nadie frecuentaba. Por el contrario, de la tierra que no quiso amo, brotó, como cada temporada, abundante hierba  que servía de alimento a pajarillos, y de refugio a insectos, y de paseo a cuántos querían refrescar sus pies. 
Las tierras que se habían vendido exclamaron: ¡qué sabia fuiste, vecina! Los amos piden todo a cambio  de mucho que no es nada porque cuando te exprimen y ya  no les sirves, sin piedad, te abandonan.

  

La libertad nos hace sentir, relajadamente, la belleza de las cosas.

domingo, 14 de mayo de 2017

Día de la Familia

 Un gran día el de hoy, hijos: Día de la familia.  

Un breve relato que escribí hace años:
Un hombre, importante ejecutivo en sus años jóvenes, había ocupado cargos de gran responsabilidad, relacionándose con altas esferas sociales y con vida de altura que le permitía vivir con holgura en placeres e intrascendencias.  Llegado el tiempo de su jubilación, sintiéndose alejado y olvidado de todos, notó cómo lo invadía una gran depresión: había perdido trabajo, amigos, viajes, fiestas, dinero, mujeres... Recluido en su casa, cada mañana, al despertar, se notaba tan deprimido que acudió a una afamada doctora. Ella, experta veterana de la medicina y del conocimiento del ser humano, le dijo: no, no lo ha perdido todo: tiene hijos, nietos, mujer, tiene familia.
El hombre, melancólico, comprendiendo  la causa de sus males, contestó: no, doctora; no tengo ninguna de esas cosas. ¡Ojala así fuera!, pero todo lo perdí, cuando era tiempo de ganarlo.

Albert Camus tiene una frase que hago mía, a poco que rememore mi infancia: El espléndido calor que reinó sobre mi infancia me ha privado de todo resentimiento.

Sí, cuando los hijos crecen al cálido rescoldo de una familia unida, tolerante, dialogante… los hijos crecen sin tener que abrirse paso a golpes. Luego sus vidas serán lagos en calma por muchas tempestades que les rodeen.
Estar siempre unidos,hijos, ayudaros unos a otros y  haced que crezca el gran árbol de la familia, 

sábado, 13 de mayo de 2017

Ternura: valor olvidado

Queridos hijos, una breve anécdota para hablaros de un valor por mi muy  querido: la ternura.


 Hace años conocí a una buena  mujer que, cada madrugada, camino del trabajo, se detenía a desayunar  en mi cafetería habitual. De vez en cuando la invitaba a café y compartíamos un rato de charla. Me contaba que tenía tres hijos pero que los tres estaban lejos, y que ella todas las noche se acostaba un rato en cada una de sus camas con el fin de calentarlas y por la mañana, encontrarlas deshechas, haciéndose así la idea de que dormían allí. Les cambiaba las sábanas, las volvía a hacer, etcétera. 
La verdad es que aquella historia me conmovía por el amor y ternura que conllevaba. Hoy, aquella mujer ya no existe. El maldito alzhéimer la ha dejado perdida en un túnel de oscuridades y olvidos. Un  familiar me comentaba: le ha dado por hacer y deshacer camas. 
No dije nada, pero sí, más de una lágrima corrió por mis mejillas, y hoy, por otras muchas experiencias, quiero una vez más reivindicar ese valor tan perdido en la tumultuosa corriente de palabras, gestos y acciones duras como circulan a diario por el escenario de nuestra cotidianidad. 
La ternura es la columna central que sostiene la vida --dice el literato Martínez Gil--. La ternura es un sentimiento que engrandece al hombre; es la demostración más sublime del afecto entre dos personas, es una fuerza prodigiosa capaz de transformar los más pesados ambientes. 
Describir la ternura sería difícil, puesto que es un sentimiento tan grande y noble que las palabras quedarían cortas, pero es un sentimiento que abarca no solo a personas que se aman sino que es como un fluir constante de comprensión, proximidad y amor hacia todos los seres humanos. El cantante belga Jacques Brel lo expresaba en sus canciones: "Somos como barcos partiendo todos juntos en la pesca de la ternura". 
Para mayores y pequeños, mujeres y hombres, animales y plantas, yo reivindico ternura, por favor.

Una bonita canción para este mañana de domingo.

Jacques Brel NE ME QUITTE PAS (Subtítulos) HD - YouTube

miércoles, 10 de mayo de 2017

Hablemos de la amistad, hijos

Queridos hijos: hoy os quiero  hablar, brevemente, de la amistad, por las muchas veces que he creído tener amigos que, un día, sin la menor explicación, se esfumaron para siempre. 

1. Haced  bien a todos, amigos o no, porque no debéis olvidar  que la muerte nos acecha, y con ella la soledad eterna. Sólo, ante ella, conciencia del  bien o mal  obrar en nuestro paso por la vida. Por ello no os reservéis para mostrar amistad sólo en días felices. No, día tras día, procurad estar cerca, ser albergue, camino, luz, copiosa lluvia para el amigo. Jamás, compás de espera, cuenco presto sólo a recibir seco para dar.

2. ¿Son los amigos un bien necesario? ¿Quiénes son buenos amigos? A veces uno se pregunta cosas acerca de la amistad, y a veces busca y hasta cree encontrar al amigo. No obstante, ¡cuánto engaño en la palabra amistad! El verdadero amigo es el que sabe llegar a nuestra alma con su alma. El verdadero amigo, no exige, no reprocha, no juzga, y menos, condena.

3. La vida, las relaciones humanas conllevan siempre amargos chispazos que se nos escapan y pueden herir al ser que menos deseamos.
No obstante tenemos la capacidad de hablar, de sincerarnos, de discutir motivos…
Pero el silencio en la amistad es peor que la muerte. Al menos yo así lo he vivido. 


4. Creo que nunca tuve amigos, y los busqué, y creía haberlos encontrado, pero sin piedad me abandonaron. No los culpo; tan sólo fue un acto de fe, una ilusión mía. No me arrepiento; ellos, puede que sí.


Mis hijos nunca me han fallado.

miércoles, 3 de mayo de 2017

De lo hombres daltónicos

Un breve relato relato que nos dice mucho de subjetividad y nada de objetividad, cosa muy frecuente entre las personas que difícilmente somos capaces de cambiar de opinión, aunque estemos equivocados. De ahí que personalmente considere absurdos toda clase de debates, sobre todo cuando se trata de ideologías.
 No obstante, hijos, es preciso saber  cuándo y cómo  nuestra opinión carece de esa objetividad, haciéndonos inútiles para  rectificar, rozando así irracionalidad y dejándonos atascados en un  sin sentido. Nadie es dueño de la verdad absoluta, luego tratemos de comprender la verdad del otro 

Dos hombres cultos y grandes amigos comían en un restaurante. De pronto se enfrascaron en una absurda discusión, acerca del color del mantel que cubría la mesa. Uno decía: es verde.  El otro decía: es rojo.
Poco a poco, rojo, verde, verde, rojo, fueron alzando el tono de sus voces que fueron oídas por un amigo de ambos que exclamó: pero, ¿cómo puede ser que andéis peleando por el color del mantel? ¿Os habéis vuelto locos o habéis perdido la memoria? El mantel no es ni rojo, ni verde: el mantel es marrón. ¿Acaso no recordáis que los dos sois daltónicos?
Otro hombre que también escuchaba atento se dijo: ¡qué disparate!  No se dan cuenta  que son daltónicos los tres y no ven que el verdadero color del mantel es el azul.
Uno más,  que  también escuchaba, se dijo: ¡vaya un atajo de locos! ¡Si la mesa no tiene mantel!