MIS TESOROS

MIS TESOROS
ISA, RAMÓN Y BELÉN

lunes, 19 de diciembre de 2016

Rosas sin espinas

No era ni refinado, ni culto, ni poderoso. Era, un trabajador de la construcción, hombre sencillo que, tras larga y penosa carrera de obstáculos, me esperaba pacientemente, con la sonrisa a flor de gesto, con una mirada penetrante y serena, en nuestra casa de la  sierra, dónde planeábamos un pequeña obra.
Circunstancias ajenas a mi voluntad me retrasaron casi dos horas. Llegué angustiada, pidiendo excusas.
Él, hombre de manos grandes, hechas a trabajos duros, mediando tan sólo una sonrisa, al verme, se apresuró a obsequiarme con la mejor rosa encontrada: no pasa nada; tranquila. Aquí se respira bien. He buscado una rosa para usted. Cójala sin miedo. Le he quitado las espinas.
Inmensamente agradecida, le correspondí con palabras del poeta sin sonido: la flor que amas no te hará daño, porque en mi ofrenda, no ha lugar el escozor de las espinas.

Burdo, hecho a duros trabajos, era, no obstante, belleza, ternura, amor materializados en aquella rosa sin espinas Se llamaba Juan. 
No sabía nada de poesía.



Queridos hijos, la vida es como una rosa: hermosa, pero con espinas. No obstante, con nuestras manos, por burdas que sean, las podemos y debemos quitar para no dañar a nuestros hermanos los hombres. 
Esta la podéis coger sin miedo. Yo también le quité las espinas

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Ser puros, hoy, queridos hijos


Mi querida y preciosa parroquia de La Inmaculada de mi pueblo, 
Villa del Río,  felicidades
Tras mi habitual mirada al atardecer, que me llega por el color del jardín que ronda mi ventana, organizo mi soledad. Hoy, ante mi vista un almanaque  con el rojo de mañana día de la Inmaculada,  
Pues sí, queridos hijos, un año más llega el día de la Purísima. 
Hay fechas que conllevan un halo de nostalgia. Esta, de forma muy particular, me traslada a mis años de infancia y juventud. Sí, yo quería ser inmaculada, blanca, casi quería ser más azucena que persona Y para ello, ¡madre mía!, nada de ropa por encima de las rodillas ni mangas por encima del codo, nada de escotes, nada de bailes… ¡Pues no pasé veces por el confesionario, cuando iba, con siete años a hacer la Primera Comunión! Y todo era porque no me atrevía a decir que se me había escapado un pedo en la catequesis, que había dado vuelos con mi faldita de pliegues amarilla, que había mirado carteleras, etc.  ¡Qué barbaridad de pecados  relacionados con la sexualidad a la que ni remotamente conocía el nombreª, y bueno, así llegué tan pura y tan inmaculada a joven que  a pesar de ser medio azucena le di una torta a un chiquillo que me dio un pellizco en el “sagrado”  trasero.

Agua pasada todo esto, fruto de unos años que me tocaron vivir, pero me hice mayor y caí en la cuenta de que todo aquello era una falacia y que ser inmaculada, blanca, casi azucena, hoy, tiene mucho que ver con ser honrada, sincera, humanitaria,  solidaria… Y es por eso que lejos de aquellos absurdos anhelos, mi búsqueda   se encamine por los soleados paisajes del amor. Amor a todos los seres humanos hasta dónde pueda llegar con mi capacidad para construir, luchar, reivindicar..., porque, cuando llegue el sublime  momento del adiós definitivo, no quiero que me sorprenda de brazos cruzados, contemplando cómo el mundo se hace trizas, y yo me elevo en pureza y hermosura en un paraíso que nunca fue. 
Mis queridos hijos: no mentir, no prostituirse por nada, perdonar, dar la mano a quién lo necesite, ser solidario con nuestro mundo, ser honrado, sincero, etc. son los valores por excelencia que un día como el de hoy, debemos escribir y practicar en el calendario de nuestros días.